Por un lado, mi 'peque' y yo nos hemos quitado de encima a nuestro peor enemigo junto con sus gritos, salidas de tono, malos vicios, malas compañías, ... No tenemos que estar pendientes o agobiados por lo qué podría hacer, decir... No tengo a ese 'bulto sospechoso' que no colaboraba en absoluto, manchaba, comía, se quejaba de lo que comía, se emborrachaba, robaba, que faltó a la palabra de respeto prometida en la Ceremonia Civil de nuestro falso Matrimonio... Tengo a mi HIJO, un techo con el que vivir junto a él, no sé hasta cuándo mi trabajo (que estarán de mi hasta las narices porque no levanto cabeza), controlo mejor la economía para pasar cada mes...
En mi humilde opinión he salido perdiendo mucho, aunque haya ganado bastante. Lejos de mi familia (mi única ayuda) y cerca de mis enemigos más aférrimos, me siento encerrada como en una jaula, que ni encima es de oro, en la que tengo que estar ojo avizor de lo que pase y quien pase.
En el último mes he estado meditando mucho sobre qué hubiera pasado si hubiera mantenido la situación tal y como estaba. Está claro que tarde o temprano hubiera acabado "criando malvas", pero es que ahora me siento muerta en vida. Aunque tengo pequeños ápices de ilusión, sigo teniendo mucho miedo e inseguridad, y la incertidumbre de ese próximo futuro inmediato que lo veo más negro que la boca de un lobo, me dejan en ocasiones con dificultades para respirar, la opresión en el pecho, el cansancio inexplicable... Asco de ansiedad y de agujero negro en el que he vuelto a caer, odioso pasado que vuelve de nuevo a mi presente... No tengo fuerzas para echar el vuelo e ir en busca, junto con mi pequeño, de esa posible salida. Lo he estado intentando en estos 12 meses, pero he conseguido dos recaídas e insuficiente apoyo especializado. Aunque sí mucho apoyo moral por parte de mis mejores amistades, que me regañan cuando digo que 'a veces me arrepiento de haber denunciado'. Lo siento de veras mi gente, pero lo percibo así...
Sólo por mi hijo doy esos pequeños pasos hacia adelante día a día con la ilusión de que pronto acabe lo grueso de esta historia. En menos de tres meses es posible que ya se sepa todo o la mayoría de cosas. Qué ganas, pero qué rabia tener que volver a recordarlo todo para obtener el dichoso Veredicto, todo por callar ante la Justicia y no echar lo que hay que echar cuando a uno le denominan por error "HOMBRE"...
Pendiente del calendario, acabo de tachar otro día más, un día menos para reencontrarme con el pasado e intentar salir victoriosa.
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